LAS DROGAS Y SUS EFECTOS EN LA MENTE
En
esencia, las drogas son venenos. La cantidad que se toma determina el efecto.
Una cantidad pequeña es estimulante (aumenta la actividad). Una cantidad mayor
actúa como sedante (inhibe la actividad). Una cantidad aún mayor actúa como un
veneno y puede matar a la persona.
Esto es
cierto para cualquier droga. Cada una requiere diferentes cantidades.
La
cafeína es una droga, así que el café puede usarse como ejemplo. Es probable
que cien tazas de café puedan matar a una persona. Diez tazas probablemente
hagan que se duerma. Dos o tres actúan como estimulante. Esta es una droga muy
común. No es muy dañina, ya que se necesita una cantidad muy grande para causar
un efecto. Por eso se la conoce como un estimulante.
El
arsénico se conoce como veneno. Sin embargo una cantidad muy pequeña es un
estimulante, una buena dosis hace que la persona duerma y unos decigramos la
matan.
Pero
existen muchas drogas que tienen otro riesgo: afectan a la mente de forma directa.
Para
entender bien los efectos de las drogas sobre la mente, es necesario saber algo
sobre la naturaleza de esta. La mente no es el cerebro; es el conjunto
acumulado de los registros de pensamientos, conclusiones, decisiones,
observaciones y percepciones de una persona a lo largo de toda su existencia.
En Scientology, se ha descubierto que la mente es un sistema de
comunicación y control entre el thetán y su entorno. Con thetán se
quiere decir la persona misma, el ser espiritual; no su cuerpo, su nombre, el
universo físico, su mente o alguna otra cosa.
Cualquier
persona cuya condición no sea grave es capaz de reconocer la parte más obvia de
la mente: los cuadros de imagen mental.
Hay varios
fenómenos relacionados con esta entidad llamada mente. Al cerrar los ojos,
algunas personas sólo ven negrura, otras ven cuadros.
El thetán
recibe, mediante el sistema de comunicación llamado mente, diversas
impresiones, que incluyen las percepciones visuales directas del universo
físico. Además recibe impresiones de actividades pasadas y, lo que es más
importante, concibe cosas sobre el pasado y el futuro que son independientes de
los estímulos del presente inmediato.
Una
persona que ha tomado drogas, además de los factores físicos involucrados en
ese hecho, conserva cuadros de imagen mental de esas drogas y de sus efectos.
Los cuadros de imagen mental son tridimensionales y contienen color, sonido,
olor y todas las percepciones, además de las conclusiones o especulaciones del
individuo. Son copias mentales de las percepciones de la persona en algún
momento del pasado, aunque en casos de inconsciencia o semi-inconsciencia,
existen por debajo del estado consciente del individuo. Por ejemplo, una
persona que ha tomado LSD conserva “cuadros” de esa experiencia en su mente,
que están completos y contienen registros de lo que vio, de las sensaciones
físicas, los olores, los sonidos, etc., los cuales se produjeron mientras
estaba bajo la influencia del LSD.
Digamos
que en una ocasión un individuo tomó LSD estando en una feria con algunos
amigos. Las experiencias de ese día incluyeron: sensación de náusea y mareo,
una discusión con un amigo, sentir la emoción de tristeza y después la
sensación de mucho cansancio. Tendría cuadros de imagen mental de todo el
incidente.
En un
momento posterior, si el entorno de esta persona tuviera suficientes elementos
similares a los de ese incidente del pasado, la persona podría experimentar una
reactivación de ese incidente. Por lo tanto, sentiría náusea, mareo, tristeza y
mucho cansancio; sin ninguna razón aparente. Esto se conoce como reestimulación:
la reactivación de un recuerdo del pasado debido a que las circunstancias del
presente son similares a las del pasado.
Los residuos
de las drogas también pueden reactivar estos cuadros de imagen mental, ya que
su presencia en los tejidos del cuerpo puede simular experiencias anteriores
relacionadas con las drogas.
Tomando
el ejemplo anterior de la persona que tomó LSD, tiempo después, tal vez años,
los residuos de la droga que aún están en los tejidos de su cuerpo pueden
causar una reestimulación del incidente de LSD. Se reactivan los cuadros de
imagen mental y la persona experimenta las mismas sensaciones de náusea, mareo
y cansancio; y se siente triste. No sabe por qué. También podría percibir
imágenes mentales de las personas con quienes estaba y de la visión, los
sonidos y los olores que llevan consigo.
Estos son
los efectos que producen en la mente las drogas que se tomaron en el pasado.
Sin embargo, el tomar drogas actualmente provoca un efecto similar y más
inmediato en la mente.
Cuando
una persona toma drogas como marihuana, peyote, opio, morfina o heroína, los
cuadros de imagen mental del pasado pueden “reactivarse” o reestimularse por
debajo del nivel de consciencia del individuo, y causar que perciba algo
distinto a lo que en realidad está ocurriendo.
Así,
frente a tus ojos, aparentemente en la misma habitación en que estás tú, y
haciendo las mismas cosas, el individuo que ha tomado drogas está ahí sólo de
manera parcial; y está también, de manera parcial, en algún incidente del
pasado.
Parece estar allí. Pero en realidad está
“despistado” y no sigue todo lo que está pasando en tiempo presente.
Lo qué
está sucediendo según una observación racional no es lo que le está
sucediendo a él.
Por
consiguiente, no entiende las afirmaciones de los demás, pero trata de
adecuarlas a su realidad compuesta (con lo que se quiere decir que está hecha a
partir de distintos componentes). Debe alterar lo que los demás expresan para
adecuarlo a su realidad.
Por
ejemplo, alguien que toma drogas puede estar seguro de que está ayudando
a alguien a reparar un suelo que necesita arreglo, pero en realidad está
impidiendo que se lleve a cabo la auténtica actividad en curso, que consiste en
limpiar el suelo. Así pues, cuando “ayuda a alguien” a lavar el suelo,
introduce caos en esa actividad. Como él está reparando el suelo,
si alguien le dice “dame la fregona (el trapeador)”, lo interpreta como “pásame
el martillo”; pero como el mango de la fregona es más largo que el de un
martillo, vuelca el balde.
Esto
puede ser leve cuando la persona comete errores ocasionales. Puede ser tan
grave como la demencia total, en la que los sucesos que para ella son
evidentes, son completamente distintos a los sucesos que son evidentes
para cualquier otro. Y puede haber todo tipo de grados intermedios.
No es que
no sepa lo que está sucediendo. Es que percibe algo distinto a la
secuencia de sucesos del presente.
Por lo
tanto, los demás le parecen estúpidos, irrazonables o dementes. Puesto que las
acciones y órdenes de esas personas no están de acuerdo con lo que ella ve
con toda claridad que está ocurriendo, “esas personas” no son
sensatas. Por ejemplo, un grupo de personas está cambiando de lugar unos
muebles. Para todos excepto para una de ellas está claro que sólo están
cambiando de lugar unos muebles. Ella cree estar “colocando formas geométricas
dentro de una nube”; por lo tanto, “comete errores”. Como los miembros del
grupo no pueden ver lo que hay en su interior, y sólo lo ven como un semejante,
no pueden entender por qué “embrolla tanto las cosas”.
Personas
como las que han tomado drogas y los dementes están, por lo tanto, completa o
parcialmente, en una línea temporal aparentemente distinta de los sucesos de
tiempo presente.
Se puede
tomar una droga para sacar a la persona de un tiempo presente insoportable o
dejarla por completo inconsciente.
Algunas
personas no regresan después totalmente a tiempo presente.
Un thetán
también puede escaparse de un tiempo presente insoportable y entrar en el
pasado, aun sin tomar drogas.
Los que
toman drogas, al igual que los dementes, no han regresado al presente en mayor
o menor grado. Por lo tanto, piensan que se están moviendo en una línea
temporal diferente de aquella en la que están.
Estos son
los hechos en que se basa el comportamiento excéntrico de los seres
humanos.
En la
medida en que lo que está ocurriendo, según la percepción y la realidad subjetiva
de estas personas, se aparta en mayor o menor grado de la realidad objetiva de
los demás, la persona perturba el entorno y trastorna el funcionamiento
adecuado de cualquier grupo, ya sea una familia, una empresa o
una nación.
Todos
hemos conocido a este tipo de personas, así que esto no es raro en la
civilización actual. Sus comentarios repentinos y sin sentido, por completo
fuera de contexto con lo que se está hablando; su mirada en blanco cuando se
les da una orden o se les dice algo; detrás de estas manifestaciones hay todo
un mundo imaginario que se estremece cuando tratamos de lograr hacer algo en
tiempo presente.
Por
consiguiente, las repercusiones de las drogas van más allá de sus efectos
inmediatos, y con frecuencia influyen en muchas otras personas además de
afectar al que las toma. Las consecuencias pueden ser muy dañinas. Esto puede
decirse no sólo de las drogas callejeras ilegales, sino también de las drogas
médicas que se supone que deben ayudar a las personas.
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